
Así pues, el intelecto no está de moda, y en su lugar hemos colocado la necesidad de parecer, como un estúpido intento de sentirnos bien frente a nuestros vecinos.
Por tanto, no nos extrañe andar por la calle y tropezarnos con extraños, enormes y violentos seres. Ante ellos, como ante un verdadero animal, los seres humanos civilizados debemos bajar la cabeza y mostrar sumisión, a fin de evitar la agresión injustificada de esos otros gorilas urbanos, inchados a base de complejos vitamínicos y drogas, que se alejan de la humanidad a fuerza de levantar kilos en un gimnasio, lastrando y castrando el espíritu de todos los que los rodean, de todos nosotros.
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