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Sobre las neuronas espejo y mis amigos


"Las neuronas espejo son los diminutos milagros 
gracias a los cuales atravesamos el día". 
Marco Iacoboni



   En una ocasión quedé a comer con unos amigos en casa de uno de ellos. Al amigo a cuya casa íbamos a comer no le gustaban los perros, por lo que advirtió a otro de los comensales que, por favor, no se trajera a su perro.

   Resultó que este último no le hizo caso y se presentó en la comida con su perro, con lo que el dueño de la casa donde se celebraba la comida le mostró su enfado en forma de regañina, a lo cual, el dueño del perro reaccionó enfadándose aún más por lo que consideraba una injusticia al no ser bien recibido su perro.


   Las neuronas espejo son aquellas células nerviosas distribuidas por todo nuestro cerebro que se activan constantemente como reacción a estímulos del exterior.

   Resulta que el ser humano escruta de manera constante todo lo que le rodea, en especial a todos aquellos seres humanos que están en contacto social con él. Decenas, incluso cientos de tanteos son realizados a lo largo de un día por cada uno de nosotros, de manera que con esa información que obtenemos de nuestro interlocutor (microgestos de la cara, posición de las manos y el resto del cuerpo, tono de voz, etc.) activamos nuestras neuronas espejo, intentando imitar las emociones de aquel que tenemos en frente.

   Se trata del principio de la empatía, aquella cualidad del ser humano que hace que podamos sentir lo que siente otra persona, incluso lo que siente un animal, incluso lo que puede sentir un grupo de persona o una sociedad entera. Dolor, ansiedad, tristeza, o bienestar, relajación y alegría, son emociones fácilmente contagiables, ¿como si no se contagia el simple bostezo?.

   Pero la empatía va mucho más allá. El concepto más amplio de la empatía engloba, tanto la capacidad para ser consciente de las emociones de los demás, como la capacidad de sentir lo mismo y la capacidad para ayuda a los demás a disminuir su sufrimiento. Una triple concepción de una cualidad que ningún otro ser vivo ha desarrollado de manera tan eficaz como el ser humano, tal vez aquello que de verdad nos distinga de los demás animales.

   Sin embargo todo ello me lleva a reflexionar acerca de aquellos seres humanos que en un momento dado, o de manera general, desoyen la llamada de la empatía, que de alguna manera desactivan esa cualidad, consciente o inconscientemente. ¿Como lo hacen? ¿porqué? ¿disponen de menos neuronas espejo que los demás o simplemente existe una emoción mucho más intensa que anula la activación de éstas?.

   No creo en la maldad pura, me resulta difícil pensar que alguien, deliberadamente y sin ninguna razón (ni siquiera una en la que crea ese individuo) pueda hacer o intentar hacer daño a otra persona. Pero bien es cierto que muchos seres humanos tienden a manipular a los demás en beneficio propio. ¿Como se lleva a cabo esa manipulación?. Es posible que una de las maneras que tienen los manipuladores sea utilizar todo aquello que he expuesto anteriormente en su propio beneficio, es decir, utilizar las neuronas espejo de otra persona para obtener beneficio. Podemos pensar que eso es algo que hacen los niños desde bien pequeños, algo ante lo cual, muchos padres sucumben, no sabiendo reaccionar, no viendo la manipulación a la que están sometidos. Todos conocemos la escena de un niño llorando para conseguir algo, todos conocemos el término "lágrimas de cocodrilo".

   Pero los niños son niños, y los padres están para educarlos, no sucumbiendo a manipulaciones y enseñándoles a utilizar sus recursos sociales bien. ¿Que impulsa pues a una persona adulta a utilizar esos recursos sociales para su propio beneficio manipulando a otra persona?. Tal vez la respuesta sea una emoción mucho más intensa que aquella que provoca la empatía, que no es más que la emoción de aquel que se tiene delante. Es decir, dicho en otras palabras, los manipuladores no ven las emociones de las personas que tienen delante, están emocionalmente secuestrados por una emoción mucho más fuerte. Celos, envidia, rabia, pena, pueden ser emociones intensas que impiden ver más allá de ellas.

   Os preguntaréis como terminó la historia de la comida con la que comenzaba este escrito. Pues bien, el amigo que desoyó al otro y llevó a su perro en contra de los deseos del dueño de la casa, reaccionó mostrando ira y encerrando a su perro en su coche, lo que creo que no es más que un intento de manipulación, un intento de despertar deliberadamente el sentimiento de pena en los demás comensales. En definitiva, la comida resultó un desastre.

   Y es que cuando no existe empatía es imposible establecer ningún tipo de sintonía entre dos personas, con lo cual el malestar está servido.


 Entrevista de Eduard Punset
a Marco Iacoboni: Haz click aquí.



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